Este mes se presentó Pasos y voces. Nueve poetas contemporáneos de Bolivia, de Eduardo Mitre, editado por Plural. El autor y poeta hace notar que este libro se suma y complementa su anterior El árbol y la piedra (1986). Los reunidos son: Hilda Mundy, Yolanda Bedregal, Juan Cristóbal MacLean, Eduardo Nogales, Rubén Vargas, Vilma Tapia, Benjamín Chávez, Mónica Velásquez y Jessica Freudenthal.
Consultado en una entrevista, Mitre dijo sobre la publicación: "mi lectura trata de dar una descripción y una interpretación de los temas y experiencias que comunican, así como del lenguaje o estilo de cada poeta. Asimismo, preservando su singularidad, establecer un tejido de relaciones —hecho de analogías y diferencias— entre las obras, tanto al interior de la poesía boliviana como en el ámbito de la poesía universal. Pero hay una rasgo que diferencia a este libro: la (dis) continuidad cronológica".
Y ante la consulta sobre la forma en que reconoce el punto de inflexión entre el modernismo y la vanguardia en la literatura boliviana, el autor respondió: "Es evidente que el modernismo prevalece en nuestra poesía hasta casi la segunda mitad del siglo XX, a través de la obra de Franz Tamayo. Incluso un libro como Cifra de las rosas (1956) de Oscar Cerruto trasluce esa impronta modernista. Sin embargo, hay inflexiones, como ciertas facetas o “aristas” de la obra de Gregorio Reynolds, en quien la imagen, la imagen insólita, concebida a la manera que la entendió la vanguardia, juega un rol preponderante. Otro punto de inflexión, no de ruptura, sería José Eduardo Guerra con Estancias (1924), por su lenguaje, aunque vertido en formas tradicionales, más bien coloquial, despojado y opuesto al deliberadamente culto del modernismo decimonónico. Pero inflexiones más radicales se dan en la década de los treinta. Me explico volviendo al inicio de este dialogo: Pirotecnia de Mundy plasma una poética claramente vanguardista, tanto por la exaltación de la imagen o metáfora como por su lenguaje en prosa, a la manera de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, quien sin duda ejerció una influencia decisiva en nuestra autora. Pero al lado del libro de Mundy, se debe mencionar Naufragios, de Yolanda Bedregal, publicado —hermosa coincidencia— el mismo año (1936) de Pirotecnia. Algunas piezas del libro de Bedregal son, aun dentro de su carácter marcadamente narrativo, poemas en prosa. Es más: ese mismo año –sorprendente coincidencia— María Virginia Estenssoro publica El occiso, un impresionante poema en prosa. Conclusión (recién ahora y aquí lo veo y digo de modo claro): la poesía de vanguardia en Bolivia la inauguran tres mujeres."
Eduardo Mitre. (Oruro, 1943). Estudió Derecho en la Universidad Mayo de San Simón (Bolivia). Actualmente radica en Estados Unidos, donde se doctoró en la Universidad de Pittsburgh con un trabajo sobre la poesía de V. Huidobro. Es docente y poeta. Ha publicado los libros de poesía: Morada (1975), Ferviente humo (1976), Mirabilia (1979), Desde tu cuerpo (1984), El peregrino y la ausencia (1988), La luz del regreso (1990), Líneas de otoño (1993) y Camino de cualquier parte (1998)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario