Benjamín Chávez nació en Santa Cruz de la Sierra en febrero de 1971. Residió por largo tiempo en la ciudad de Oruro donde cursó estudios primarios y secundarios en los colegios Alemán y Americano, graduándose bachiller en 1988. Poco después comenzó a escribir poemas. Su primer libro: Prehistorias del androide, se publicó en 1994, gracias a que obtuvo el Primer Premio en un concurso organizado por la Fundación FEPO de Oruro, responsable de la publicación del suplemento literario El Duende, donde tiempo después, Chávez se incorporará como miembro del consejo editor. En 1999, en edición de autor publica el poemario: Con la misma tijera.
En el 2000 traslada su residencia a la ciudad de La Paz y Plural Editores publica su tercer libro de poemas Santo sin devoción. Dos años más tarde, y en esa misma editorial, publica el extenso poema Y allá en lo alto un pedazo de cielo, que resultara finalista en el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal.
Desde principios del 2003 integra el equipo editor de la revista de literatura La Mariposa Mundial y, en esa condición es co fundador del sello editorial del mismo nombre, donde en el 2004 publica el libro de poemas: Extramuros.
También ha publicado cuentos en revistas y antologías nacionales, además de poemas en revistas del exterior del país. Colabora con diversos medios de prensa.
Ha participado en encuentros de escritores en varios puntos del país, además de Córdoba, Argentina, 2002 y Buenos Aires, Argentina, 2005. Ha leído sus textos en ciclos y presentaciones en Bolivia, Argentina y Uruguay.
Poema número mil para una mujer que jamás leyó ninguno
Después de mil noches anclado en la bahía del correo,
Después de 999 poemas devueltos
En sobres sin abrir,
Te fuiste diluyendo
Como el agua o el viento.
Es que no quisiste perderte en mi bosque
Y rodeaste todos los caminos.
Después de traerte la flamígera espada
Del ángel que custodia el paraíso,
Desenterrar un meteorito
Para compararlo con tus ojos.
Después de la tierra, el sueño
La caída de tres dinastías y un imperio
Te escribo este último poema
Con método de hormiga laboriosa
Cuyo único salario
No pequeño
Será
El sosiego de terminar este desvarío
Con un número redondo como el sol.
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