23 abr 2006
Anabel Gutierrez
se caen las paredes de la casa
de mi nombre
las letras
del nombre
de mi casa
yo no tengo permiso
para hablar
por eso grito
hago gestos
actuó
soborno a las palabras:
les hago máscaras
las pintarrajeo
las disfrazo de monstruos
de guerreros de conductores
de trenes
les enseño a manejar armas
que yo nunca he visto
(no sé cómo se escriben)
las soborno
(las reto a formar balas
con frases de hierro
a que digan pólvora
y prendan fuego)
las obligo a matar
y no les permito
volver
a _mí
sin un cadáver
(tendremos que aprender a escribir muerto con otras letras
y a decir matar desde algún pasado asesino)
las palabras
regresan
con crímenes se consumados
pero los muertos
no-entienden-nuestro-idioma
y no mueren
y no mueren
y no muero
¿necesitamos una mano que traduzca?
¿una boca que bese?
¿una casa sin paredes?
¿un nombre incorruptible? ¿mudo? ¿sordo?
necesitamos deshacernos
comunicarnos desde una lengua extranjera
pero yo voy a seguir maquillando
voy a seguir desmintiendo
voy a seguir traicionando a mis palabras
y las otras
voy a seguir
porque no sé nada
y chillo
voy a seguir
porque he sabido todo
porque no sé nada
porque (re)conozco mi deber
porque debo destruir
completamente
el mundo
para
volver
a entrar
en él
22 abr 2006
Francisco Azuela
Nace en México, 1948. Realizó estudios superiores en las Universidades de Guanajuato, Iberoamericana, UNAM y Panamericana de la Ciudad de México, y en las Complutense de Madrid y Laval de Québec. Fue candidato de la Academia Hondureña de la Lengua al Premio Internacional de Literatura Cervantes (1981). Es autor de: El tren de fuego (México, 1993), La parole ardente (Francia, 1993), Son las cien de la tarde (México, 1996), entre otros. Fue Director de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Cámara de Diputados del Estado de Guanajuato (1991-1997). También fue Director General y fundador del Centro Cultural Internacional El Cóndos de los Andes - Aguila Azteca, A.C., con sede en la ciudad de Cochabamba (Bolivia, 1999). Desde el 2001, radica en la ciudad de La Paz (Bolivia), donde se desempeña como Responsable del Centro Integrado de Documentación e Información del Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello. En febrero de 2006, las Embajadas de Francia, Brasil, España y México en Bolivia, presentaron el CD-ROM "Le printemps des Poètes" (La primavera de los poetas), material editado en alemán, aymara, español, francés, inglés y portugués.
Al poeta Humberto Garza,
Amigo de la honda y profunda claridad.
La historia antigua es como un hilo,
se rompe, se quiebra y se consume.
¿En dónde están los rostros, las voces,
los mascarones de estuco ?
En estos siglos de silencio
se ha perdido el canto del colibrí.
Los mascarones están en Kalasasaya
y en el Palacio de Monte Albán,
los portones megalíticos,
gemelos,
los códices insepultos,
el recuerdo, los sueños,
los rumores, la luz,
la otra luz.
No se ha perdido la estrella que ilumina el alba,
ni el corazón del hombre
dibujado en la cordillera
con sus nieves en flor.
La tierra guarda sus secretos
y el humo de las palabras hace círculos en el horizonte.
Un cóndor,
una águila azteca,
el fuego consume la oscuridad.
Hablar a la sangre,
al pueblo indoamericano,
latinoamericano,
hispanoamericano,
al mundo prehispánico.
Hablarle a la otra sombra,
hoy es agosto para siempre,
para toda la vida,
los augurios,
ayer fue el eco,
el sonido se repite,
otra vez aparece el viento de la tarde,
esa delgada sombra con sus manos abiertas.
Otra vez el reflejo y el llanto,
una lágrima cae en el filo de la espada
como un remordimiento.
Pesa el pasado
y pesa la hora como un siglo de desdichas.
Vuelve a amanecer,
el tiempo trae nuevas auroras,
el canto del colibrí renace
y la estrella se oculta tras la colina.
Se oye de nuevo la voz antigua sin reclamos,
la alegría y la tristeza se armonizan,
el agua envenenada desaparece,
la tierra ha florecido de una manera diferente,
el águila azteca-zapoteca de Monte Albán y Teotihuacan
rompe los aires del espacio y del tiempo
y se encuentra con el cóndor en Tiwanaku
en un vuelo de luces sobre el arcoiris.
20 abr 2006
Rafael Bautista S.
Del libro Morada
al principio
vacío
como
el
mundo
al
principio
mármol señero
erial desierto
grande inmenso
frío
el cuarto
vacío
Vadik Barrón
Nace en la ex URSS, 1976. Desde 1976 reside en Bolivia. Se forma en la ciudad de Oruro y La Paz, donde vive actualmente. Tiene publicado Cuaderno rojo (poemas), y otros inéditos. También cuenta con varias participaciones en suplementos literarios, y un amplio desempeño en el campo teatral y musical.
LIBÉLULA
La libélula es un ángel caído en desgracia
que doma – incansable – el aire arisco.
La libélula es hija del helicóptero y la abeja ,
curiosísima aventura.
Cuando nos presta sus ojos
podemos ver – en el día – las estrellas
que azulean.
Con el más leve sonido ,
en las paredes de yeso
su escasa sombra aterra.
Juan Carlos Ramiro Quiroga
Hacia 1992 conformó el grupo denominado Los jinetes del Apocalipsis junto con Jorge Campero, Edmundo Mercado, Rubén Vargas y Renato Careaga (compositor). Con ellos edita la revista literaria El Cielo de las Serpientes, publicación sui géneris en la cual se expone por vez primera para el medio boliviano la poesía contemporánea del país.
En 1995 impulsó la creación del Club del café y el ajenjo con Gary Daher y Ariel Pérez. Este concilio concreta el Primer Encuentro de Escritores de Bolivia y Chile en Santiago de Chile, reunión que poco a poco se ha ido consolidando como algo regular. La terna editó la revista Mal menor.
Ha publicado cuatro poemarios: El Pozo de Interminables Líneas: Cámara de Eco (1990), Cámara de Eko o el Pozo de Ariana (1992, reeditado en 2003), Errores Compartidos (1995, junto con Daher y Pérez) e Historia del Ángel (2003). Tiene dos textos inéditos: Turbaciones (de celo) ante la Gran Piedra (1993) y El Primero Amor (2001).
Su poesía está incluida en la Antología de la Poesía Latinoamericana del Siglo XXI (Siglo XXI, México, 1997), de Julio Ortega, compilador. También en Zur Dos. Última poesía latinoamericana. Antología de Pedro Yanko González y Pedro Araya. Paradiso Ediciones, Buenos Aires, 2005. El verbo descerrajado (Antología de poemas en solidaridad con los presos políticos de Chile), Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile, 2005.
VOLADOR HECHO CON EL ASOMBRO DE LOS FLAMENCOS
Ciertos retazos de seda,
algunas pajitas envueltas con hilo de araña
un poco de engrudo
el cordel necesario para sujetarse
mientras el asombro de los flamencos
se recorta en los rojos ponientes.
118
A mi conejita de playboy, Carmiña Mina
Bésame como me besaste anoche
dulce, apretada, con besos de loca
fuerza o volcán o lo que más provoca;
mudos son mis quejidos en la noche:
Ágil me tienes en seguir tu coche
que de un confín a otro término toca
soles y estrellas. Como cualquier boca
en el tálamo virgen, noche a noche,
déjame muerta de amor o de azoros.
Cuando me vieres yacer en tus coros
de ángeles, muda de espanto o herida,
vierte otra vez en mi cáliz tu vino.
Tengo yertos los pies de ir en camino;
¿Fría quedaré o húmida o perdida?
Benjamín Chávez
En el 2000 traslada su residencia a la ciudad de La Paz y Plural Editores publica su tercer libro de poemas Santo sin devoción. Dos años más tarde, y en esa misma editorial, publica el extenso poema Y allá en lo alto un pedazo de cielo, que resultara finalista en el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal.
Desde principios del 2003 integra el equipo editor de la revista de literatura La Mariposa Mundial y, en esa condición es co fundador del sello editorial del mismo nombre, donde en el 2004 publica el libro de poemas: Extramuros.
También ha publicado cuentos en revistas y antologías nacionales, además de poemas en revistas del exterior del país. Colabora con diversos medios de prensa.
Ha participado en encuentros de escritores en varios puntos del país, además de Córdoba, Argentina, 2002 y Buenos Aires, Argentina, 2005. Ha leído sus textos en ciclos y presentaciones en Bolivia, Argentina y Uruguay.
Poema número mil para una mujer que jamás leyó ninguno
Después de mil noches anclado en la bahía del correo,
Después de 999 poemas devueltos
En sobres sin abrir,
Te fuiste diluyendo
Como el agua o el viento.
Es que no quisiste perderte en mi bosque
Y rodeaste todos los caminos.
Después de traerte la flamígera espada
Del ángel que custodia el paraíso,
Desenterrar un meteorito
Para compararlo con tus ojos.
Después de la tierra, el sueño
La caída de tres dinastías y un imperio
Te escribo este último poema
Con método de hormiga laboriosa
Cuyo único salario
No pequeño
Será
El sosiego de terminar este desvarío
Con un número redondo como el sol.
Emma Villazón
AQUÍ, ENTRE FRUTOS SALVAJES
Dime ciudad,
qué somos entre tus efigies de héroes y tus árboles con serpientes.
Dime tú quién eres, más allá de tu historia de sangre y furiosos jinetes.
Dime, qué hay detrás de tu paisaje de reinados, crímenes y festines.
Dime, quién sabe qué animal fui antes de recorrer tus calles presurosa.
Oh, dime ciudad, que yo entre tus hijos te miro y te miro,
y quizás todo pasar por el mundo sea así:
atarse a la imagen de una plaza con los ojos,
reconocerse parte de un olor dulce con espinas,
ser un poco de río, pradera, niño, pez y violencia.
¡Oh, ciudad de asesinos, pintura de mis recuerdos,
fundida estoy a la raíz de tu aire desconocido!
19 abr 2006
Homero Carvalho
IV
Esta puerta
De madera maciza
De vitrales de latón insulado
Soberbios cerrojos de nobles metales
Alucinados en las fraguas toledanas
Conquistó airados mares y esquivas sirenas
Venciendo blancas tormentas andinas
Para alcanzar destino final en un pueblo de la llanura
Opulenta y magnífica
Tuvieron que tumbar la casa
Para lucir la engreída puerta.
Blanca Elena Paz
Ha representado a Bolivia internacionalmente en dos ocasiones: en el Segundo Congreso del Foro Interamericano de Coeducación y Cultura de Paz (Santiago de Chile, del 25 al 30 de octubre de 2004) y en la “Feria Internacional del Libro en Miami” (20- 25 de noviembre de 2002) Miami Dade Community Collage. Wolfson Campus 300 N.E. 2° Avenue (Downtown Miami). Quipus Cultural Foundatión.USA.
Su cuento Historia de Barbero, incluido en Onir: cuentos. Editorial La Hoguera, 2002, ha sido llevado a la pantalla en cortometraje.
ONIDRA
En una ficción de sombras
continúan las galerías de piedra,
quietud en círculos sin variaciones,
sólo un ulular de viento
contornea cúpulas y campanas.
Hemos recitado esta escena
en sucesión de siglos,
simbología onírica
de yelmos, cotas
y hierro forjado.
Se duplican las paredes abovedadas,
las graderías y colgaduras de raso.
¿Por qué, Señor, añoro el retumbe de los cascos
y el destello de chispas
que en la piedra deja la herradura?
Nunca los he visto y los guarda mi recuerdo.
Aguas en reflujo,
acantilados verticales
espuma y moho en las rocas.
¿Qué extraño atavismo es éste que trae el alba?
16 abr 2006
A LOS PARTICIPANTES DEL ENCUENTRO
Si no hemos tomado contacto y no han tenido noticias directas, es porque el trabajo de preparación del encuentro próximo demanda más tiempo del previsto.
Hemos sabido que trascendió información de prensa posterior a la selección. Queremos aclarar que la misma no fue emitida por nosotros y que contiene errores y parcialidades, como el artículo de "El diario", La Paz (Bolivia) fechado el 5 de abril de 2006.
Rogamos a Uds. tener de referencia únicamente la información de este sitio y de los e-mails emitidos por el Centro Simón I. Patiño Santa Cruz y/o msantorelli@gmx.de a fin de evitar confusiones o malentendidos.
Saludos cordiales.
14 abr 2006
POEMAS RECIBIDOS / Carlos Vargas Guevara
Ama sua ama llulla ama qhella
No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo.
Consigna quechua
Ésta es la leche que nos alimenta
al succionar ávidos
las repletas tetas de nuestra madre,
es alfabeto, luz y sombra de cada día hasta el fin;
cordón umbilical que ata hombre y comunidad.
En la mar de esas letras que navegan
como capitanes por los ríos de nuestra sangre
nos empapan al nacer
para fincarnos la verdad
de nuestra mirada erguida y veloces nervios.
En ella abrevamos durante la sequía,
en los impasses con que pretenden rendirnos;
a ella volvemos por claridades;
la sabemos firme mástil
donde ondea nuestra esperanza,
y desde ella reiniciamos la marcha por las demandas.
Y como nada impide a los nevados Mallkus
nos obsequien manantiales de vida;
ningún designio y fuerza barrerán nuestro silabario,
su fundamental espíritu de promesa y batalla;
y si dispersaran nuestras cenizas,
ellas irán preñadas por estos signos de fuego:
Ama sua, ama llulla, ama qhella.
―No robes, ni mientas: ¡trabaja!―
Esta es la línea que ahondamos
¡nuestra ante las edades!
y se vuelve cóndor para alzarnos la frente.
POEMAS RECIBIDOS / Aldo R. Medinaceli
Textos de Aldo Ricardo Medinaceli (La Paz, 1982). Inicia su carrera literaria en 1998, en el suplemento "Juventud literaria", de Potosí. Desde 2005 tiene a su cargo la columna "Diverto camaleón", del diario La Prensa. Ha sido finalista del Concurso Nacional de Cuento Franz Tamayo (versión 2005) con el relato corto "Hijos del caos". Cursa el último año de la carrera de literatura en la Universidad Mayor San Andrés. Tiene publicados artículos, cuentos, relatos y poemas en revistas literarias nacionales y también de Chile y Colombia. Actualmente prepara dos libros, uno de relatos y otro de ensayos.
Las últimas caricias de la dama rojo y negro
(a: Blanca Wiethüchter)
Hay caricias, se dijo apenas
mientras dormía
clara, en su infinito universo de sueños
Habían vitrinas
y marcos de espejo, mientras dormía
En un rincón se elevaba
un hilo de seda
colgado de un astro apagado
Y de un gran telar de siete colores
caían hebras de lana ardiente
Tres órbitas
seducían al cuerpo disperso
¿Cuál el camino?
Entre espigas de carne se elevaba un artificio:
carruaje de siglo moderno
Abandonado
inmóvil rojo y negro
sin timonel ni farol
Estático como el tiempo del sueño
ajeno al devenir
lejos del recuerdo
Caminar por el sendero roto,
por un estrecho cadalso de culpas violetas
¿Hacia dónde se dirige
la innombrable utopía,
por qué estrecho zaguán
se desdibuja?
Angustiada sin nombre
sueña que sueña
Y entre piedras se anda
lívida y muda
Ahora asumida
La Mujer se nombra a ella misma
allá donde renacen las caricias robadas
hoy nido de despertares
nicho de placeres quietos
Y tejió ignorando las hebras de seda
eligiendo el ardor de la llama
Y pasó de largo estiradas manos muertas:
(y los brazos renacieron
a espaldas de la viajera)
Porque la muerte vive ardiente
en cada paso extraviado
porque la vida penetra con fuerza
en los ojos de la tejedora
Y la marca del ande que se estampa en La tiniebla
se vive
tal vez
en la muerte muerta que ya no escapa a la nada.