(esta entrevista fue realizada en 2011 con el propósito de ser publicada en una revista literaria de Buenos Aires, los vaivenes de la publicación -para no extenderme en detalles- hicieron que quede guardada todo este tiempo. creo en la palabra de esta autora y creo que está bien publicar esta vieja entrevista en este espacio. también como un gesto de ir hacia allá, a donde voy)
Jessica
Freudenthal asegura que nació de pura casualidad en Madrid (España) el 6 de
junio de 1978 y que es boliviana. Aunque esta primera línea parezca buscar una
objeción, lo cierto es que Freudenthal llegó a Bolivia con tres años de edad, durante
el gobierno militar de Luis García Meza (gobierno de facto que contó con el
apoyo de la “inteligencia militar” argentina). “Como mis padres son bolivianos
–relata– optaron por esa nacionalidad y crecí acá, en La Paz, Bolivia. La
circunstancia fue la del retorno, el regreso de mis padres y mis abuelos a su
país, al mío.”
¿Cómo vivís la política? ¿Te interesan las ideologías?
Vivo la política
como cualquier ciudadano de a pie.
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Foto: Anuar Elías |
¿Sentís que Bolivia determina de alguna forma tu
producción literaria? Si así fuera, ¿a través de qué cosas lo notás?
Creo que el lugar
donde escribes no determina pero si influye en la producción. Por ejemplo Hardware [su segundo libro, publicado en
2004] absorbió el humor negro mexicano, la risa ante la muerte, pero también
las palabras, el ritmo del lenguaje. Ahora en Bolivia acabo de producir Demo, que está a punto de publicarse, es
un poemario que habla sobre el proceso de “cambio” y los procesos político y
socioculturales que se viven actualmente en mi país. Influyó entonces en mi
escritura el sujeto poético plural, como el de los discursos políticos, y una
serie de elementos históricos. El lenguaje de un lugar, su cadencia, sus
movimientos, siempre influye en la manera de ver el mundo. Creo que vivir aquí
también determina mi producción por la escasa (comparada con otros países como
Argentina, Chile, México, etc.) producción y difusión de la literatura. No sé
exactamente qué puede influenciar eso en mi escritura, pero creo que lo hace,
me permite siempre volver al humor. Sin embargo, produje otro libro inédito que
se titula El filo de las hojas, y es
sobre un asesino serial (que asesina mujeres, y las mujeres son las letras del
alfabeto), en ese libro el registro de la oralidad, el ritmo del lenguaje de
Bolivia, se pierde. Tampoco el tema responde a mi contexto. La poesía es
ficción, es literatura, en ese sentido el territorio no determina
necesariamente la escritura. Otra cosa es lo que dije, respecto a la producción
como tal, es difícil producir en Bolivia porque no hay apoyos estatales, becas,
talleres, editoriales hay pocas, etc., son factores que limitan las
posibilidades de producción de una u otra manera.
¿Qué descubriste con este último libro que mencionás, “El
filo de las hojas”?, ¿descubriste al asesino? En otros términos, ¿qué mata al
lenguaje?
El asesino me mató
a mí, es decir, el libro quedó incompleto para siempre. No se puede matar al
lenguaje. Por lo menos, mi asesino no pudo, yo no pude. Yo no descubrí nada,
volví a la reconocida conclusión sobre la imposibilidad de la escritura.
Y con “Demo”, ¿cuál fue la búsqueda o la expresión/motivación
que provocó ese texto?
Demo es un libro que parte de
una tristeza, un desarraigo, un vacío. Cuestiona al sujeto poético plural, al
“Nosotros”. Escuchando los discursos de cualquier político, es posible notar la
implicación y de los sujetos a través de la palabra “Nosotros”: nosotros
creemos que… hemos fundado tantas escuelas… nosotros queremos…. Decidí
cuestionar este “nos” a través de un sujeto poético plural, que intente hablar
como la masa. Por otro lado me dediqué a leer a Simón Bolívar, sus textos
fueron perfilando el Demo, ante un
país que replantea su constitución política del estado, y es hoy en día un
estado plurinacional, así mismo releer el himno nacional, y darle la vuelta. Demo además se pregunta qué es un poema…
Para qué sirve… Dónde comienza un poema, dónde comienza un país… dónde termina.
Demo es una búsqueda de identidad. Demo es un ensayo, un simulacro, una demostración,
una prueba, otro experimento… Y también intenta decir algo sobre la democracia:
el pueblo y el gobierno… Me motivó a escribirlo ese “nosotros”, ese tomar parte
de la opinión de todos. Me motivó a escribirlo todo lo que viene sucediendo en
mi país.
¿Te ha costado publicar este libro?
No. Esta vez no.
Tengo el respaldo de Hardware que fue
reeditado. Eso me abrió las puertas de Plural editores, quienes se mostraron
interesados desde el año pasado en publicar el libro, pero yo he continuado
afinándolo. Es un libro que comencé a escribir en 2008. En 2009 estaba “listo”,
pero no me convenció. Me ha costado publicarlo porque no termino de escribirlo.
He tenido la suerte de que también se publicará con Catafixia editores en
Guatemala, eso me ha dado mucha alegría.
¿Qué importancia le atribuís al publicar? ¿Cuál es tu
necesidad de escribir y publicar?
Publicar para mí es
decir lo que siento. Podré equivocarme, cambiar de parecer, pero mi necesidad
es decir, por más ficcional que sea lo que digo, o por más apegado a una
realidad. Mi necesidad también es crear, cambiar, crecer, pero sobre todo,
aprender. Cada libro es un aprendizaje. Considero importante publicar, pues
como se dice, los textos dejan de ser tuyos y pasan a ser de los lectores.
Haces una distancia con esos textos. Ya no te pertenecen.
¿En qué circunstancias diste a conocer tus primeros
textos?
En Bolivia no me
iba bien con mis textos. Cuando me mudé a México en el año 2001 comencé a
publicar en pequeños pasquines y revistas. Allí mi nombre empezó “a sonar” y
comenzaron a invitarme a lecturas y festivales, y a publicarme en una que otra
antología. También utilicé mucho la web, para difundir lo que hacía, o lo que
creía que hacía. Luego, el 2004 se publica Hardware,
ganador de una mención del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal, el hecho
de ganar una mención en un premio supuestamente importante en mi país, hace que
el poemario se difunda. Además ese libro lo envié a varias bibliotecas,
universidades, se lo regalé a escritores, amigos, lo vendí en ferias, lo llevo
a todos mis viajes, es decir, me autopromociono (aunque muchos artistas y
escritores detestan esa palabra). Por ese trabajo de autodifusión, el libro
llega a conocerse, me invitan a varios festivales y el libro se sigue promocionando.
Ahora está en su tercera edición.
¿Qué implica esa distinción entre “lo que hacía, o lo que
creía que hacía”?
La escritura
creativa en mi caso se daba, pero eso no asegura el rigor ni la calidad. No
siempre fui conocedora de todo lo que es poesía, ni del género, ni de los
autores. Me sentía atraída por cierto tipo de escritura y de autores, pero mis
textos eran muchas veces producciones viscerales. Cuando comencé no siempre
estuve segura de si lo que hacía era poesía, o qué tipo de poesía; tampoco manejaba
concientemente todos los términos teóricos para definir, estructurar o
planificar mis textos, como puedo hacerlo ahora. No digo que el acto sea
controlado y conciente, pero vas adquiriendo herramientas y mañas con la
práctica y el rigor. Por ejemplo, si en Hardware
utilicé la intertextualidad y distintos registros del sujeto poético, es una
obra que escribí entre mis 17 y 21 o 22 años más o menos, y se publicó a mis
25, por supuesto que muchas veces “creía” intuía muchas cosas en mi escritura,
no estaba plenamente consciente de toda la estructura, las formas y los
elementos que se dan en esa obra. Hoy es distinto, puedo dirigirme mejor, con
más herramientas (y mañas).
Y esa duda sobre la importancia del Premio de Poesía
Yolanda Bedregal, ¿la manifestaste por el premio en sí o por los concursos en
general?
Uy, que detallistas
en las respuestas. La duda es en la importancia de los premios en general. En
Bolivia el premio de novela creo que es de 10.000 dólares o más, el de poesía
es de 2000 ¿por qué? Otro ejemplo, quedé finalista en el premio Loewe de poesía
en España, según la lista que me enviaron de 700 obras participantes Demo quedó entre las 17 finalistas ¿y?
¿eso a quién le importa? ¿a mi ego? ¿a mi bolsillo? Los premios son una
cuestión del momento, el jurado, el azar. Sin embargo, no creo que los premios
sean lo peor de lo peor, algo bueno traen: el dinero que a nadie le cae mal.
Por eso he sido jurado tanto del premio nacional como del premio de poesía
joven, para apoyar a escritores jóvenes y reconocidos, y respaldar a eso que
fundamenta y en muchas dimensiones da sentido a mi vida que es la poesía.
Volviendo al tema de las publicaciones, ¿pensás igual de la
autodifusión respecto de la autoedición?
La verdad me da
igual. Yo en algún momento me autopirateé, mi editorial que sirvió para el
tiraje de 130 Hardware se llamaba
“editorial pirata de autor”, y la idea era que los autores que no podían
reimprimir, reeditar o publicar con editoriales bolivianas o extranjeras que
distribuyen acá en Bolivia, pudieran tener un cierto número de libritos. En mi
caso, el Hardware se había agotado, y
estaba cansada de esperar la reedición, la gente me pedía libros, así que me
autoedité, con fotocopias, empastados y stickers.
También colaboré con la Yerba Mala Cartonera [sello con el que publicó Poemas ocultos en 2006], pero me
distancié justamente por la falta de interés en publicar poesía local y
latinoamericana. Siendo una editorial alternativa y con otras miras, pensé
encontrar una línea distinta, pero bueno, no fue así, y ellos siguen un buen
camino. La autodifusión y la autoedición son decisiones de cada autor.
¿Vivís de tu escritura? ¿Siempre poesía?
No. Trabajé varios
años como profesora en colegios. Luego estuve casi cuatro años dirigiendo el
Centro de Acción Pedagógica de la Fundación Simón I. Patiño en La Paz, cargo
que me permitió realizar el proyecto “Sensibilización Poética para niños y
niñas de Bolivia” junto a mi grupo de promoción y animación de la lectura
“Chuymampi Ser de Corazón”, llevando la poesía boliviana a las escuelas y a los
niños. Era un trabajo apasionante, pero como también era administrativo no me
dejaba tiempo para crear y me producía mucho stress. Así que ahora estoy
desempleada, doy talleres de poesía en mi casa, y estoy buscando trabajo
nuevamente como profesora, correctora, etc. Realizo consultorías para
editoriales, talleres para niños y maestros sobre comprensión y animación de la
lectura, producción de textos y escritura creativa. Continúo con el grupo
“Chuymampi Ser de Corazón”, pero actualmente me dedico a terminar de estudiar
literatura en la UMSA [Universidad Mayor de San Andrés, La Paz]. Es decir, hago lo que puedo. Lo bueno es que son
trabajos ligados a la lectura, que es lo que más me interesa. Sobre la segunda
pregunta, me gusta también escribir ensayo, artículos y reseñas que han sido
publicados en revistas web, blogs, periódicos y revistas literarias bolivianas.
He intentado el cuento breve, pero la narrativa no se me da muy bien. Poesía
sí, casi siempre, en distintas formas.
Presentimiento, origen del territorio.-
Habitualmente, en vos, ¿cómo aparece el poema? ¿Desde
dónde se da esa escritura?
El poema aparece
cada vez distinto, no hay algo habitual. Habitual es el rigor y la dedicación
de escribir y leer. Habitual es el tiempo dedicado a la lectura, relectura y
reescritura. Pero el poema no aparece de forma habitual, es siempre
sorprendente. Escribo desde donde puedo, desde donde quiero. Muchas veces desde
la cabeza más fría, otras muchas desde las entrañas más calientes. Me gusta
trabajar los sujetos de enunciación, las perspectivas del hablante lírico. Me
gusta escribir desde un lugar distinto cada vez, pero ser fiel a mí misma. No
sé si el poema “aparece”, creo que es como en un acto de ilusionismo: lo haces
“aparecer”. Trabajas en tus imágenes, en el tema, en el motivo que te provoca,
pero sobre todo en los efectos de sentido que quieres que el texto produzca, y
también te dejas sorprender por las palabras. El verdadero poema “aparece” del
ejercicio de la relectura y la reescritura.
¿Ese ejercicio se podría asociar más a la palabra:
sistema, método, inspiración o espontaneidad?
Sí, es un
procedimiento, un sistema, que tiene también algo de espontaneidad. Si no,
sería una cosa fría, calculada. El poema nace de algo que se quiere decir.
¿Hay algún autor o relato que atesores por actuar como
llave hacia tu escritura?
Muchos. Pero al que
siempre regreso es a Vallejo. César Vallejo es una clave y una llave.
¿Quiénes sentís que te formaron en la poesía?
Los libros, las lecturas.
En ese sentido, indirecto y casi fortuito, Jaime Sabines fue uno de mis
primeros grandes maestros. Luego seguí con Baudelaire, Rimbaud… Y ya más
adelante Juarroz y Pizarnik. Hasta que llegué a Vallejo y otros peruanos. En
mis lecturas también fui haciendo camino por todo aquello que es poesía
experimental, sobre todo visual, entonces, considero que me formé siguiendo por
ejemplo a los Concretistas, y también a todo lo que es vanguardia y
postvanguardia en poesía. Sin embargo, uno no puede negar encuentros
maravillosos con guías en la escritura. Tuve la suerte de tomar un taller con
Raúl Renán en el Centro Cultural del Bosque cuando vivía en México D.F. Un
taller de poesía experimental de casi 8 meses de duración. Renán fue uno de los
que me formó. En Bolivia considero que me han compartido algunas luces Blanca
Wiethüchter, con quien tuve la oportunidad de tomar un taller, Humberto Quino,
Rubén Vargas y Mónica Velásquez. Tomé varios talleres de escritura con otras
personas que me dieron pistas. Creo que un libro siempre es un maestro, en ese
sentido, casi todos los libros que leí me formaron en la poesía.
¿Cuál fue una notoria y apreciada pista para vos?
Como dije, qué
leer, o alguna película, el nombre de un autor, el título de un libro.... Por
ejemplo cuando en México conocí a la poeta Yamilé Paz Paredes, su escritura fue
más que una pista, fue una puerta, y todo lo que ella me permitió conocer y
leer. Algunas de las pistas fueron metodologías para comprender la poesía, para
saber cómo abordarla, la comprensión de la lectura entonces para producir, en
este caso. Sigo pensando que las pistas, las respuestas y las preguntas te las
dan los libros, los autores. Por ejemplo, leer a Zurita, a Lihn, a Lira, a
Maquieira… para mí ha sido más que pistas, han sido retos, para la lectura y la
escritura.
Y ¿cómo llegaste a Juarroz y Pizarnik?
A Pizarnik no
recuerdo como llegué… Cuando estás dentro de la poesía Pizarnik es inevitable,
por uno u otro lado aparece. Alguien dice su nombre, la ves citada en libros de
ensayo; en mi caso, no la estudié en la carrera de letras, por lo menos no su
poesía, analizamos sus relatos. Pero a Pizarnik llegas, no hay cómo perderse, y
a la vez, estás absolutamente perdido cuando la encuentras. Creo que el gusto
personal también te lleva, Pizarnik tiene temas a los que recurrentemente
regreso, como por ejemplo, la muerte, la
extracción de la piedra de la locura y los textos que se refieren a la
Condesa Sangrienta (Bathory) fueron un importante referente en mi adolescencia
medio oscura y seudo darketa. Además, también porque siempre me gustaron los
escritores metalingüísticos, aquellos que hablan sobre el lenguaje, la palabra,
la poesía. Vallejo me atrajo también por eso. Juarroz aparece en esa búsqueda,
y cuando vivía en México pude acceder a revistas donde lo entrevistaban y
aparecía algo de su obra.
Frente de exploración.-
¿Crees que es importante lo nuevo en la expresión
artística? ¿Por qué?
No sé bien como
explicar esto de “lo nuevo”. Creo que la originalidad es parte de ser un buen
lector, conocer lo que se ha hecho, por si se da la repetición, que sea
conciente, sabiendo quiénes han trabajado qué cosas. Es imposible conocerlo
todo. “Lo nuevo por lo nuevo” no me parece interesante. Creo que en el arte lo
nuevo debe tener una propuesta que lo fundamente, una base sólida, de
conceptos, de ideas, es decir, que sea una propuesta sólida. Como sucedió con
las vanguardias, muchas de ellas intentaron transformar, reelaborar, el
concepto de lo que hasta entonces se conocía como “arte”, en ese sentido la
búsqueda de “lo nuevo” me parece interesante.
¿En vos lo nuevo lo atribuís a una búsqueda consciente y
metódica o más a un disfrute de explorador?
Ambos. El rigor, la
búsqueda (lectura consciente y metódica) pero si esa búsqueda no deviene en
disfrute y placer, estaría perdida.
Alguna vez, ¿dudas de la poesía? Si así fuera, ¿en qué
circunstancias?
Dudo cuando veo que
la poesía sirve para el ego, para las roscas, para el poder, para publicar
malos libros, para llenar los estantes. Después, no dudo.
En tu perfil de facebook te presentas como fundadora del
exageracionismo. ¿Esa expresión es una ironía vanguardista?
Soy tan exagerada
que si hubiera podido “crear” o dar inicio a una vanguardia sería esa: ¡el
exageracionismo! Sí, es una ironía, obviamente. Todas las vanguardias son un
poco “exageracionistas” y extremistas a mi parecer. Pero soy admiradora de
ellas, y en la ironía va implícito mi homenaje.
¿Quisieras dar a conocer algunos de los puntos del
manifiesto exageracionista?
No. Porque no hay.
Oficial de turno.-
¿Sos consciente de la referencia de tu escritura para las
nuevas generaciones de autores bolivianos?
Sí. No significa
que sepa con exactitud qué de mi escritura es una referencia. Pero entiendo que
Hardware es un poemario que va por su
tercera edición, como dije, cosa que sucede con muy pocos libros en Bolivia, y
que por lo tanto ha tenido buena difusión y alcance. Además, he podido leer
nuevos poetas con quienes comparto esa visión irónica del mundo, de las
relaciones interpersonales, de la desacralización e inversión de roles. Una
referencia es simplemente eso, un referente, para bien o para mal.
Como compiladora de la joven poesía boliviana, podrías
comentar ¿qué escritores y/o estéticas percibís que marcaron a los escritores
de tu generación?
Esto es muy
difícil, cada quien tiene sus lecturas y su mundo. Sin embargo, en la
introducción de Cambio Climático panorama
de la joven poesía boliviana, el crítico Juan Carlos Ramiro Quiroga propuso
que la mayoría de los autores habían leído a Pizarnik. Ella puede ser uno de
los autores que marcó de alguna manera, pero no puedo asegurarlo. No podría
responder concretamente esta pregunta, creo que son varios los autores que marcan
a cada voz, pues insisto, cada quien tiene sus lecturas. La música es un
elemento que sí ha marcado profundamente esas escrituras. Pienso que las
estéticas vanguardistas y experimentales no se han diversificado ni explorado
en Bolivia, y que quizás ello marca cierta contención de la escritura.
¿Quiénes o qué caracteriza el canon literario en Bolivia?
Pregunta difícil.
No sé si hay un canon literario determinado y delineado en Bolivia.
Recientemente hubo un gran debate sobre las “10 mejores novelas de Bolivia”, no
sé en qué haya quedado. En las unidades educativas y de parte del estado no hay
un plan lector definido, que elabore un canon dirigido a las lecturas básicas y
fundamentales en nivel escolar, por ejemplo. En la Carrera de Literatura (sólo
hay una en toda Bolivia) llevamos pocas materias dirigidas a la lectura de
literatura boliviana, la poesía no tiene un lugar privilegiado. Pero leemos
algo. Creo que hay lecturas fundamentales para los distintos “géneros”, pero es
todavía un canon en construcción. En narrativa disfruto los cuentos de Oscar
Cerruto, Augusto Céspedes. En poesía Saenz es indispensable, en géneros
experimentales Borda es un pilar… El canon se perfila poco a poco. No sé
exactamente por qué se caracterice. Sé que en la Carrera de Literatura de la
UMSA el Dr. Guillermo Mariaca, docente del Taller de Literatura Boliviana tiene
el objetivo de elaborar un canon de la literatura boliviana, explica él, que
sea capaz de sustituir al que existe actualmente y al que le falta sustento
teórico. Pienso que el canon está en reelaboración, con una mirada crítica de
parte de las nuevas generaciones que tienen distintas lecturas y posturas ante
el mundo.
¿Crees que esa falta de instituciones y planteos teóricos
en la poesía también podría leerse como un beneficio para los escritores más
jóvenes, para su acceso a espacios aún no tomados en la expresión?
Hay algunas
lecturas críticas y planteos teóricos, pero falta difundirlas, socializarlas.
Pienso que mi exposición literaria devino por otro lado. No sé exactamente
cual. Sin embargo, a pesar de que la falta de instituciones y planteos teóricos
puede dar ciertos accesos, creo que es una carencia. Por suerte los últimos
años se ha encarado la lectura de poetas importantes bolivianos, realizando las
obras completas de varios de ellos en ediciones que incluyen ensayos y
estudios. Esto permite un conocimiento y un flujo distinto tanto para los
críticos como para los creadores.
Pareciera haber varios jóvenes autores bolivianos residiendo
afuera de su país y, aún así, desarrollando sus carreras literarias en Bolivia,
¿percibís lo mismo? Si así fuera, ¿a qué condiciones intuís que podría deberse?
Hay de todo. Hay
varios autores jóvenes viviendo afuera, pero muchos viven en Bolivia y publican
aquí. Las condiciones son muy variables. No creo que haya una sola. Tampoco me
parece correcto dar una respuesta por intuición, pero creo que sería
interesante analizar este fenómeno, y conocer por qué salen: estudios, trabajo,
búsquedas personales, no lo sé. Yo salí, por ejemplo, para estudiar literatura
en otro país, considero ahora que la Carrera de Literatura en Bolivia en la
Universidad Mayor de San Andrés no tiene nada que envidiar a las carreras de
México y España. Lo que sí extraño son los talleres literarios, las actividades,
presentaciones de libros, enormes bibliotecas, casas del poeta, librerías con
variedad de textos… Eso era una ventaja.
Desde otro lado, ¿qué escritores o libros debe transitar
una persona que desconoce la literatura boliviana y desea incorporarla a sus
lecturas? (no necesariamente poesía)
Ricardo Jaimes
Freyre, Franz Tamayo, Hilda Mundy, José Eduardo Guerra, Augusto Céspedes, Oscar Cerruto, Julio de la Vega, Edmundo
Camargo, Luis Luksic, Arturo Borda, Jaime Saenz, René Bascopé, Jorge Suárez, Jesús
Urzagasti, Blanca Wiethüchter, Humberto Quino. Guillermo Bedregal, Adolfo Cárdenas... Son los nombres que se me vienen a la cabeza. Seguramente me olvido de
muchos. Entre los escritores jóvenes hay propuestas muy interesantes, como la
novela Cuando Sara Chura despierte de Juan Pablo Piñeiro, y
varios poetas como Anabel Gutiérrez, Millenka Torrico, Sergio Gareca...
Límite
como extensión.-
¿Cómo se da tu acercamiento a la experimentación poética?
Primero porque se
me daba “experimentar” con las palabras. Luego a través de las lecturas:
Mallarmé, poesía concreta, Vallejo, Girondo, Huidobro… Las lecturas te abren el
camino. Oquendo de Amat, y posteriormente Raúl Zurita. Hay muchos autores que
he leído, pero el acercamiento se da porque empiezo a producir poemas “distintos”
y en ese camino voy buscando referencias sobre la experimentación con la
palabra. Más adelante, como comenté, tomo un Taller de Poesía Experimental con
el poeta Raúl Renán en México, y allí consolido el gusto y pasión por ese tipo
de poesía. Investigo mucho sobre este tema, me interesa, sé que en Argentina y
Uruguay hubo revistas dedicadas a ella, y experimentalistas como Edgardo
Antonio Vigo.
¿Qué clase de experimentación realizas?
Intento
experimentar tanto en la forma, el soporte y el contenido. Como dije, por
ejemplo, me gusta experimentar con enunciación. Otra forma es a través de lo
que se conoce como “poesía visual”, utilizando la palabra como un objeto, esto
no es novedad, pero tiene infinitas posibilidades. Los soportes son otro medio
a través del cual, por ejemplo en el videopoema “Occiriente”, creación conjunta
de Anuar Elías, mi esposo, en base a mi poemario Demo. Él hizo la propuesta de guión, de animación, musicalización,
y bueno, fuimos coincidiendo en el soporte y otros temas. Me interesa la
interdisciplinariedad. Me interesa también indagar sobre las posibilidades de
la palabra en otros soportes, pero también sobre los límites del lenguaje
escrito.
¿Sobre qué aspectos indagas?
Ahora los soportes.
También los poemas que evidencian las relaciones de los morfemas y fonemas en
el movimiento, explicitar como cambian de lugar y producen tanto otros
significados como otros sentidos. Pero no sé con seguridad. Experimento,
simplemente.
Crees que sería apropiado continuar hablando de literatura
frente a la experimentación con la palabra en otros medios.
Gran pregunta.
¿Video poema? ¿Poesía virtual? Son extraños estos nombres, pero no dejan de
lado el nombre del que se conoció como género literario. Este sería un gran
debate. ¿Arte contemporáneo? No tengo las respuestas, pero seguiré mucho tiempo
sobre esta pregunta.
Vivir la poesía a través de otras disciplinas, ¿qué tipo
de preguntas te generan en torno a la escritura?
¿Qué es y qué no es
poesía?, ¿cuáles son los límites de los llamados “géneros literarios”?, ¿cómo
trabajar poesía en un mundo como el de hoy?, ¿qué otros soportes cohabitan y
conviven con la poesía?
Llegaste a avanzar sobre la respuesta de alguna de estas
preguntas.
Uff… Divagaciones…
En ello se me irá el tiempo.