14 abr 2006

POEMAS RECIBIDOS / Aldo R. Medinaceli

Textos de Aldo Ricardo Medinaceli (La Paz, 1982). Inicia su carrera literaria en 1998, en el suplemento "Juventud literaria", de Potosí. Desde 2005 tiene a su cargo la columna "Diverto camaleón", del diario La Prensa. Ha sido finalista del Concurso Nacional de Cuento Franz Tamayo (versión 2005) con el relato corto "Hijos del caos". Cursa el último año de la carrera de literatura en la Universidad Mayor San Andrés. Tiene publicados artículos, cuentos, relatos y poemas en revistas literarias nacionales y también de Chile y Colombia. Actualmente prepara dos libros, uno de relatos y otro de ensayos.

Las últimas caricias de la dama rojo y negro
(a: Blanca Wiethüchter)

Hay caricias, se dijo apenas
mientras dormía
clara, en su infinito universo de sueños

Habían vitrinas
y marcos de espejo, mientras dormía

En un rincón se elevaba
un hilo de seda
colgado de un astro apagado
Y de un gran telar de siete colores
caían hebras de lana ardiente

Tres órbitas
seducían al cuerpo disperso

¿Cuál el camino?
Entre espigas de carne se elevaba un artificio:
carruaje de siglo moderno
Abandonado
inmóvil rojo y negro
sin timonel ni farol
Estático como el tiempo del sueño
ajeno al devenir
lejos del recuerdo

Caminar por el sendero roto,
por un estrecho cadalso de culpas violetas

¿Hacia dónde se dirige
la innombrable utopía,
por qué estrecho zaguán
se desdibuja?

Angustiada sin nombre
sueña que sueña
Y entre piedras se anda
lívida y muda

Ahora asumida
La Mujer se nombra a ella misma
allá donde renacen las caricias robadas
hoy nido de despertares
nicho de placeres quietos

Y tejió ignorando las hebras de seda
eligiendo el ardor de la llama
Y pasó de largo estiradas manos muertas:
(y los brazos renacieron
a espaldas de la viajera)

Porque la muerte vive ardiente
en cada paso extraviado
porque la vida penetra con fuerza
en los ojos de la tejedora

Y la marca del ande que se estampa en La tiniebla
se vive
tal vez
en la muerte muerta que ya no escapa a la nada.




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